domingo, 25 de julio de 2010

La mansión represora, la mente viajera y la plegaria ignorada…

El otro día la encontró petrificada en el cuarto donde el piano toca al ritmo de sus sentimientos…
Ese día el piso fue de crujiente madera lustrada… las paredes nadie supo como fueron, por que estaban tras murallas de libros con portadas de colores y letras doradas… colgaba del techo alto, abovedado e infinito, el candelabro de velas apagadas … al fondo de la habitación, las brasas en la chimenea teñían el ambiente de tonos rojizos y matices sombríos…
Atrapada en la elegante mansión lloraba por los tormentos, las visiones y las profecías… rayos y truenos abrumaban sus sueños… el vestido blanco quedó impregnado de los negros pensamientos… y la imagen más que horrible… fue lamentable…
Nadie habló… solo hubo cantos y miradas… de vez en cuando él enroscó el suave cabello entre sus dedos… sin embargo ella tardó en percibirlo…
Su mente regresó de otros tiempos y ella pudo ver con ojos suplicantes al hombre impregnado de miedo… <<Que no se vaya>> le pidió al universo…
Ignorada, el caos fue reacomodado… y del centro de la divina perfección corporal de Neoname un agujero negro lo consumió en la mente de la chica solo había algo seguro… “El universo es constante”… no hay más, ni hay menos… Él reaparecería en otro lugar, o en otro tiempo… con ella… siempre con ella…
Con tristeza, las lágrimas resbalando por las mejillas y el ácido sabor del mal viaje… se prometió esperar el próximo encuentro…